Cuando un diente está muy deteriorado o dañado y no se puede guardar, debe ser retirado profesionalmente mediante un procedimiento llamado extracción dental. Las extracciones se realizan comúnmente en los dientes que están gravemente cariados o rotos, o en los casos donde la boca no tiene espacio para el diente, como es el caso con la mayoría de las extracciones o extracciones de las muelas del juicio realizadas en conjunción con el tratamiento de ortodoncia. Mientras que muchos pacientes pueden tener dolor antes de una extracción, el procedimiento de extracción real es prácticamente indoloro y muchos pacientes se curan rápidamente y reanudan las funciones normales dentro de un tiempo razonable después del procedimiento.

Un diente erosionado, infectado o roto de forma severa necesita una extracción. Tu dentista puede recomendar la extracción dental por varias razones, entre ellas:

  • El diente está muy dañado por una fractura o carie profunda y no se puede reparar.
  • Tienes una gran infección la cual no se puede tratar solo con un tratamiento de canal.
  • Tienes dientes que están bloqueando la salida de otros dientes. Éstos pueden ser dientes extras o dientes de leche que no se han caído todavía.
  • Vas a usar brackets y necesitas sacarte un diente que está empujando los otros.

Las muelas del juicio, que normalmente vienen durante la adolescencia, pueden necesitar ser extraídas si están podridas, infectadas o causan dolor. También las muelas del juicio pueden quedar atrapadas – debajo de otros dientes, si es así también tendrán que ser extraídos.

La mayoría de los dientes que son visibles pueden sacarse con una simple extracción, en donde tu dentista te afloja el diente y después te lo quita cuidadosamente con fórceps. Normalmente, este proceso solo requiere anestesia local (una inyección) y en muchas ocasiones solo toma unos minutos.

En casos más complejos se necesita una extracción quirúrgica si:

  • El diente se ha roto en el borde de las encías
  • El diente no ha salido todavía (las muelas del juicio, por ejemplo)
  • El diente tiene raíces muy grandes y curvas

Durante una extracción quirúrgica, pueden ponerte anestesia. Ambos procedimientos prácticamente están libres de dolor, aunque es posible que sientas alguna presión o jalón.

La extracción de las muelas del juicio es un procedimiento dental común que puede necesitar una extracción simple o una quirúrgica. Todo el mundo nace con las muelas del juicio, pero no todas van a salir y no todos tienen las cuatro muelas del juicio. Si las muelas del juicio están en la posición correcta, no se necesitan extraer porque no van a causar problemas dentales.

Muchas veces, no tenemos suficiente espacio para que las muelas del juicio salgan detrás de los molares y, entonces, es necesario extraer los dientes o hay riesgo de que se amontonen. Es normal que el movimiento de las muelas del juicio te haga sentir dolor o presión, sin embargo, puede que muchos pacientes no sientan ningún indicio de que las muelas del juicio deben ser extraídas.

Si las muelas del juicio que han crecido y se han expandido, están amontonando otros dientes, están erosionadas, infectadas o te causan dolor, su extracción va a ser necesaria. Muchas veces las muelas del juicio salen en los últimos años de la adolescencia o a los veinte años. Una simple extracción se lleva a cabo para sacar la muela del alvéolo, durante un periodo de cicatrización, que toma varias semanas, el tejido vuelve a crecer cubriendo el espacio donde estaba el diente.

Las muelas del juicio retenidas son muelas del juicio completamente desarrolladas que están debajo del hueso de la mandíbula. Estas muelas deben ser extraídas de forma quirúrgica, un procedimiento en el cual el cirujano bucal anestesia la región y corta a través del hueso de la mandíbula y los tejidos para exponer y extraer las muelas. Las extracciones quirúrgicas requieren puntos para cerrar la incisión que el dentista hizo para extraer las muelas.

Inmediatamente, después de una extracción dental, te van a pedir que lleves una gasa en el lugar de la extracción para ayudar en la coagulación de la sangre. Es importante proteger el coágulo mientras la herida esté sanando. Come alimentos blandos, no fumes, no uses popote ni escupas, porque estas acciones pueden desprender el coágulo.

Manejar el dolor de una extracción dental es la prioridad principal porque la mayoría de las personas sienten molestias o dolor después de haberse extraído un diente. Tu cirujano bucal puede recetarte para tratar o prevenir una infección. Puedes tomar medicinas antiinflamatorias sin esteroides (NSAIDs, por sus siglas en inglés) como ibuprofeno para aliviar el dolor. Tu dentista puede recomendarte la dosis correcta que debes tomar. El uso de compresas frías puede reducir la inflamación en la mandíbula o en las mejillas. Si la mandíbula está rígida todavía, después que la inflamación haya bajado, alterna las compresas frías con compresas tibias.

En general, la inflamación y el sangrado dura solo un día o dos después de la extracción y cualquier dolor causado por una extracción dental debe disminuir después de unos días. No fumes el día de la operación porque esto puede incrementar la probabilidad de alveolitis seca, una condición dolorosa que ocurre cuando un coágulo no se forma en el agujero o se rompe antes de tiempo.